Después de mi última entrada ha llovido bastante. Puede que no mucho o demasiado, pero si que "algo" ha caído...
Jo!, Cómo le cambia la vida a uno la vida con solo transcurrir el tiempo y nuestra actuación en la propia película, le va dando forma a todo un contenido digno de un guión de cine o teleserie de Netflix.
Y pensar que comencé a escribir en este blog para describir el desarrollo de mis semanas de entrenamiento como triatleta del tres al cuarto y plasmar mis kilómetros totales, mis tiempos y parciales.
Mis sensaciones....
Echar la vista atrás y reírme de cómo me agobiaba porque unas series me habían salido cinco o seis segundos más lentas de lo deseado, no había podido salir en bici porque esa semana de turno llovía a cántaros, la piscina estaba cerrada por averías..., o en aquella carrera concreta que había fijado como objetivo intermedio, los resultados se alejaron mucho de mis objetivos propuestos...
Cosas que, al fin y alcabo hoy día, parecen tonterías y hasta podría tachar de chorradas de flipatleta, pero que, sin embargo, en el momento que sucedieron fueron realmente importantes para mi.
Entre aquellas alegrías y aquellos momentos de aflicción a partes iguales, tengo claro que se forjó y se modeló en justa medida mi personalidad, mis características más humanas como la disciplina, la motivación, el desengaño, el sentimiento de derrota y fracaso, la alegría de compartir con otras personas, la paciencia, resiliencia, perseverancia, cabezonería, la envidia, el amor, la pasión y el poder soñar....
Vivir obsesionado con algo o alguien no tiene por qué ser sinónimo de algo negativo, puesto que toda experiencia, buena o mala, es una enseñanza en la vida.
Los cambios en el trabajo, en el lugar de residencia, la vuelta a las montañas, a mis orígenes, conocer personas nuevas y experimentar cosas que nunca antes había probado, me han posicionado en el lugar donde hoy me encuentro.
A veces seguro de ser lo que soy, de saber lo que quiero, pero también pensando en que sigo siendo un mar de dudas e indecisiones y que no veo el día en que llegue a mi una calma o una "estabilidad" tal que me permita seguir un camino práctcamente recto y sin posibilidad de pérdida. Un camino seguro diría yo....
Pero la vida no es tan sencilla y tiene miles de recovecos, agujeros y madrigueras que nos hacen perder constantemente el rumbo o la dirección que tomamos.
Saber si lo que hacemos es lo correcto, o de si al llegar al final de nuestra existencia podamos elaborar un juicio de valor y sentirnos satisfechos con nuestro juego en este partido, es algo que solo podremos saber cuando suceda.
Y tengamos claro que cuando ese momento llegue ya será tarde para enmendar aquello que no nos haya convencido o simplemente estaremos tan cansados de vivir que nos dará prácticamente igual.
En el momento presente nos castigamos pensando en que debemos hacerlo todo bien o, al menos, lo mejor posible para que al llegar ese momento el juicio sea positivo y no dejemos este mundo con la sensación de no haber hecho suficiente o de no haberlo hecho bien.
Y es que, aunque nos pese, no vamos a hacerlo bien...
Al menos no al 100% o el grado que nos gustaría, ya que cometeremos muchos errores a lo largo de nuestros años. Muchos errores y , cómo no, también muchos aciertos.
Así pues no perdamos el ángulo de miras pensando y buscando ese "algo" que nos venden y que parece que debemos encontrar si o si, para cuando lo consigamos darnos cuenta de que nada cambia y de que cuando crees llegar a la base del arcoiris, descubres que nunca terminas de llegar.
No dejemos de percibir todo lo que nos rodea y tenemos realmente a nuestro alcance,
Amaneceres, atardeceres, la cerveza con un amigo o una amiga, un beso robado con un desconocido, el beso de nuestra madre, nuestro perro que nos lame, el enfado con nuestra hija, hablar con nuestra expareja o compartir con ella una comida, una cena o un paseo, el café de la mañana con ese compañero de trabajo....
Y así con todo ya que la lista podría ser infinita...., pero la vida no lo es y tampoco sabemos cuándo llegamos a la última de nuestras paradas, no debiendo dar por hecho de que será tras muuuuuchos kilómetros de traqueteo por las vías de la historia.
Y así sin más, termino esta entrada que prácticamente me ha fluido de la mente y se ha trasladado hacia mis torpes dedos que aporrean el teclado. A una velocidad casi vertiginosa como hacía tiempo no me sucedía, lo cual me alegra. Termino siendo algo más experimentado que no sabio, pero con la únca seguridad de que no tengo ni puta idea de cual es el balance de mi historia. Pero tampoco me preocupa demasiado.