TROUBLED TIMES

Son tiempos convulsos estos de ahora,
estos que nos tocan vivir en estos últimos días y semanas.
Tiempos locos de altas velocidades, de gente desesperada, asustada  y angustiada por los sucesos tan horribles que les ha tocado vivir.
Son momentos donde el sonido del AK-47 ha sustituido al músico callejero.
Donde el grito del pánico se antepone al cantante de blues o el organillo zíngaro de algún húngaro perdido por alguna de nuestras más pintorescas calles.
Son tiempos revueltos y espesos, casi como  siempre, aunque otros sonidos ensordecían el verdadero rumor del día a día.
Nos ha tocado vivirlos a nosotros, algunos en primera persona, otros por algún conocido cercano, algún vecino u otro comentario en la parada de la guagua...
Quizá la forma de enfrentarnos al devenir de este nuevo tiempo, es precisamente dando la cara y evitando la huida, afrontando y aceptando lo malo que pueda suceder y lo bueno (si es que algo hay) que se origine fruto de nuestras acciones.
A veces pienso y siento temor por el futuro de mis hijos y el mundo que veo les dejo para vivir, pero quizá no sea más que un simple temor de padre, el mismo que quizá sintió mi madre cuando estaba en mi papel.
Y en medio de todo este desenfreno de acontecimientos, persisten los sueños pequeños, las grandes ilusiones y las inquietudes que nos unen al mundo deportivo, donde paso a paso, veo que consigo esa madurez que tanto he ansiado.
Esa que no está reñida con el compromiso ni con el rendimiento al más alto nivel que mi vida y mis propias circunstancias me permiten.
Priorizando el placer a la presión.
Dejando de lado lo superfluo y tratando de mirar entre los árboles, para no dejarme nada del paisaje.
Cuidando a los amigos de verdad y por supuesto a los seres amados.
Objetivos hay muchos por delante, incertidumbres muchas más de las deseadas, pero siempre con ganas de poder ir sorteando todos los obstáculos que la vida y nosotros mismos nos ponemos.
Hala pues!