Wednesday, October 29, 2014

MR.COACH


 

Hace ya tiempo que tenía en mente escribir un post sobre el mundillo este de los entrenadores  personales que, paralelamente al incremento de la práctica deportiva popular, ha experimentado su particular “burbuja inmobiliaria-personal trainer”.
Al igual que lo que ha venido sucediendo en la proliferación de pruebas y competiciones de todo tipo (triatlones cortos, de media y larga distancia, carreras populares, medias maratones, maratones y carreras de trail y ultratrail), el papel del entrenador personal ha ido cobrando una importancia muy destacable, casi caminando de la mano del boom de material y equipamiento así como tecnología aplicada al deporte.
No descubro nada nuevo cuando afirmo que si en la práctica deportiva se busca un rendimiento (por mínimo que sea y por ridículo que pueda parecer el objetivo a conseguir), debe planificarse de forma razonable, concienzuda y con un mínimo soporte científico, ya que de lo contrario podemos errar en nuestras metas, consiguiendo una importante frustración o incluso una lesión.
Es por tanto que considero que la ayuda de un preparador físico con la adecuada formación teórica y práctica, unida a una experiencia que avale su forma de trabajo o método, se hace, si no imprescindible, sí muy aconsejable. Máxime si nuestros conocimientos en entrenamiento son escasos o inexistentes.
Ahora bien, a la hora de elegir debemos ser conscientes de qué necesitamos, qué buscamos, qué esperamos y cuánto estamos dispuestos a pagar. Como en muchos otros aspectos de la vida, lo más caro no es siempre lo mejor, así como que también nos puede suceder que quien paga poco, paga dos veces.
No se trata de una encrucijada de difícil elección, o de un callejón sin salida, sino de realizar un análisis previo de qué es lo que realmente necesitamos para conseguir el objetivo que nos hemos planteado. Incluso si la cosa va bien encaminada, ese entrenador personal puede ser un elemento clave a la hora de planificar y decidir qué objetivos son más acordes a nuestras capacidades y características.
Existen entrenadores que van más allá de lo puramente físico y contemplan la posibilidad de asesorar en la compra de material deportivo, así como en la planificación y distribución del tiempo libre, entrando ya en lo que a día de hoy se denomina coaching.
Y si nos centramos en la formación de nuestro entrenador pues el currículum suele ir ligado al nivel de estudios del mismo, encontrándonos con muchos licenciados en INEF, Magisterio, Entrenadores Nacionales de diversas modalidades deportivas, pasando por ex deportistas, deportistas en activo, frikies del mundo de la actividad física y devoradores de libros y toda clase de información relacionada con la materia que tratamos.
Personalmente me considero (no un entrenador, no se me entienda mal…) un espécimen de los últimos, ya que trato de documentarme de toda fuente que, tras verificar su calidad y rigurosidad científica, me aporta conocimientos que poco a poco han contribuido a formar mi pequeña base de datos en la que basarme bien para seguir asimilando información y nuevos conceptos, o apoyarme en la toma de decisiones cuando me autoentreno o ayudo puntualmente a alguna persona.
Por otro lado está la parte referente a la experiencia personal, donde he ido acumulando diferentes vivencias en lo que a participación en eventos deportivos se refiere, siendo algunos muy dispares entre sí, a la vez que mi trabajo ha llevado implícito la constante preparación física tanto mía como de otros hombres y mujeres. A lo largo de los años de entrenamiento puedo decir que he acumulado numerosas enseñanzas fruto de los errores que he cometido, así como también he podido sumar pequeños éxitos que se han producido tras un meticuloso proceder.
Pero no se trata de mi persona, que al fin y al cabo no dejo de ser un triste más en esto del deporte, sino de analizar el papel que juega este universo coaching de hoy en día, centrándome algo más en la carrera, el trail running y el Triatlón.
Conozco a unos cuantos entrenadores que trabajan con deportistas de todo tipo, desde principiantes en el mundo del Trail, hasta consumados triatletas que buscan una plaza para Kona. Algunos de ellos se dedican de manera profesional al tema. Vamos! , que es ese su trabajo. Pero la gran mayoría se dedica a esto de forma digamos secundaria, paralela, o simplemente como un pequeño extra que les puede permitir comprar unas cubiertas para la bici o una caja de barritas. La verdad es que no puede afirmarse que alguien pueda hacerse rico entrenando a su grupo de colegas, de club, etc, ya que , como suele ser norma, este Mr Coach no suele cobrar mucho por sus servicios.
Sin embargo, se sabe de otros muchos (cada vez más) que no escatiman ni tienen reparo alguno a la hora de cobrar auténticas tarifas por llevar el entrenamiento de un deportista. Casualmente son entrenadores que tienen a su cargo un número bastante elevado de personas, tanto es así, que se hace incompatible con un servicio adecuado, riguroso y profesional; recurriendo a continuos cortapegas y batiburrillo de frases hechas y que hoy tan de moda están.
No critico el uso de la informática y su facilidad para editar documentos de forma rápida, ganando tiempo para  dedicarlo a otras cosas, pero sí que lo hago ante el hecho de recurrir a la mega-base de datos donde corto y pego casi sin pensar a quién se le envía la información.
Uno de los principios del entrenamiento deportivo es el principio de individualidad, que no es más que el hecho de que cada persona es diferente y por ello necesita cosas diferentes.
Sí! Y ahora habrá quien afirme que determinados trabajos, sesiones o ciclos, pueden ser comunes, incluso que pueden servir para una comunidad que, si bien no busca idénticos objetivo, si comparte disciplina o modalidad. Y es que todo en la vida no es blanco y negro, por lo que la gama de grises puede ser tan variada como queramos, lo cual no nos licita a que podamos estar saltando de línea en línea a nuestro antojo y conveniencia.
Cuando a todo esto se le une la tecnología y los datos sobre rendimiento que esto genera, pues entramos en una especie de dimensión espacio-tiempo donde el deportista lego o el triatleta super experimentado, pueden encontrar su perdición al obviar lo básico y elemental del entrenamiento. Porque soy de los que piensan de que hemos perdido un poco el Norte y la esencia de lo que hacemos, al tratar de asimilar, comprender e interpretar un montón de datos sobre los que no somos capaces de exprimir un porcentaje razonable en contrapartida del  precio de lo que suele costar este tipo de equipamiento. Y es que quizá vivamos en cierta manera frustrados con nuestros resultados y necesitamos de ese elemento que nos diga lo que queremos oír y nos enseñe lo que queremos ver.
Si a todo esto le sumamos la falta de seguimiento de nuestro Mr, podríamos afirmar que lo que hacemos es simplemente pagar por hacer algo a lo que no queremos dedicarle tiempo.
Estoy plenamente convencido de que todo el asunto este de los entrenadores falla por la falta de seguimiento real sobre el deportista al que se entrena. Este estudio de la información es vital para que ese programa crezca y evolucione de la mano que la condición física y la mejora de sus capacidades, ya que de lo contrario pierde su eficacia. Este hecho aumenta  exponencialmente al número de clientes, por lo que el empeoramiento del servicio es directamente proporcional al número de deportistas.
El año pasado lo viví en primera persona, al ser entrenado por un entrenador que llevaba a cincuenta personas diferentes, con objetivos diferentes y capacidades diferentes, viendo como el asunto se tornaba en una pequeña gran bola de nieve donde el dinero también crecía de forma exponencial. No como para comprar una isla privada pero sí como para tener un sobresueldo paralelo totalmente limpio de polvo y paja. Como suele ser costumbre en nuestra España, acabamos rajando la gallina que pone los huevos de oro para ver si podemos sacar más.
Esta última parte debe ser motivo de otra discusión, quizá más sobre ética que sobre deporte, ya que la realización de actividades profesionales remuneradas y no declaradas puede ser tema de conflicto, a pesar de que en el fondo soy de los que piensan que allá cada cual con su propia conciencia, que no es mi objetivo en la vida el cuestionar, criticar o juzgar el comportamiento de mis semejantes. No me va la doble moralidad y bastante tengo ya con mi propia conciencia como para meterme en esos terrenos pantanosos.
Pasando al último punto del post, me gustaría incidir en la parte relativa a la formación de los entrenadores, ya que un licenciado, por mucho título que tenga, si no ha experimentado el deporte en su persona, carece de un elemento de juicio nada despreciable, al igual que si tampoco dispone de experiencia entrenando en clubes, equipos, etc, pierde  un pilar importante y fundamental.
No me impresionan los multidiplomados que tras licenciarse en INEF convalidan títulos de entrenadores nacionales en varias disciplinas sobre las que nunca han ejercido como tales. En mi caso me vale muchísimo más ese entrenador que lleva años de experiencia entrenando a niños y jóvenes en un club de natación, por ejemplo.
Si el médico no ejerce, da igual lo que sepa porque estará falto de práctica.
Por ejemplo, Clemente Alonso es Licenciado en Medicina, pero jamás se me ocurriría llevarle a mi hija a que me la atendiera por un dolor de estómago. Creo que me explico.
Hay mucha gente que sin ser licenciados han dedicado su vida al deporte, acumulando un importante bagaje y multitud de experiencias que los han formado como entrenadores excepcionales, algo que afirma y corrobora lo que hablábamos antes sobre la gama de grises.
La experiencia en pruebas o un currículum de libro, no es sinónimo de saber hacer las cosas bien, no nos engañemos. Es obvio que alguien que ha corrido 15 Ironmans tiene bastante qué decir del tema, pero no significa que todo lo que diga sea lo correcto, o que tan siquiera sepa guiar a otra persona en el camino hacia la mítica distancia.
Y es que se da cada vez más este hecho de participar en una prueba de ultradistancia y cuatro carreras de trail y pensar  que podemos dedicarnos a decirles a otros cómo se hace y cómo se entrena.
Y qué es lo que empuja a que todo esto suceda así? Pues no me cabe la menor duda de que lo primero es un amor casi incondicional por el deporte, quizá unido a un espíritu por hacer llegar ese mensaje de que lo que hacemos es una pasada, o el simple hecho de ayudar a quien vemos perdido o desorientado. Probablemente este sea el origen de nuestro Mr Coach, y ya después, cada uno lo ha ido tuneando como ha podido, ha querido o le han dejado.
Sobre los buenos entrenadores no digo nada, porque ellos, no forman parte de este mundillo y su estatus está muy por encima de lo que mi conocimiento es capaz de opinar.
Ahora la polémica está servida, ya que entiendo que puede ser un tema que cree desavenencias, pero no es el objetivo del post meter los dedos en llagas o echar sal en las heridas, sino crear un debate abierto, porque se sobradamente, que no tengo toda la razón.
Hala pues!

 

 

 

 

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