Wednesday, August 13, 2014

VILENESS

VILEZA...
No puedo morder mis palabras ante las demostraciones diarias de semejante forma de actuación de aquellos que representan a la comunidad.
En el momento que uno dedica su vida a servir al resto debe asumir y aceptar sin fisuras el hecho de que en cierto modo, pierde parte de  su libertad, porque nos entregamos a esa causa libremente elegida.
Nadie viene a reclamar que dediquemos nuestro tiempo y esfuerzo para atender las necesidades de otros, por tanto es un camino elegido por decisión propia.
La integridad ética y moral de cada persona debe ser lo suficientemente sólida como para, en el caso de optar por el servicio público, apartarnos del camino cuando perdemos la fe en la causa, la motivación, las energías o simplemente decidimos dedicarnos a otra cosa.
Nadie debería criticar o juzgar a quien dedicó parte de su vida a otros, independientemente de la duración de este servicio.
Ambas cosas son muy respetables y deben entenderse y comprenderse.
El problema aparece cuando no estando capacitados para servir a otros nos obcecamos en tratar de mantener una vela inaguantable.
Insistimos en abrir una puerta ya tapiada.
Invertimos el tiempo y dinero de otros en remar en una dirección equivocada a sabiendas de que no llegaremos a ningún sitio.
Nada de lo comentado hasta aquí entra en controversia con el hecho de que, pese a esa pérdida de libertad, se puedan tener opiniones personales, creencias o fe en algún tipo de religión o credo.
Creer en algo y no hacerlo son circunstancias que se encuentran al mismo nivel de respeto, de equilibrio y de sensatez.
Y ustedes se preguntarán a qué viene todo esto, verdad?
Pues viene al hecho de que ciertas personas pertenecientes al grupo de los que sirven a la sociedad mediante su representación en las diferentes organizaciones políticas, han realizado declaraciones que dejan de manifiesto su falta de preparación profesional, su falta de ética, de moral y de estómago...
Da igual qué fe profesara Miguel Pajares, ya que no somos quién para opinar acerca de lo que cada cual quiere creer, pero lo que si que no da igual es que este hombre servía a otros desfavorecidos a cambio de nada.
En el caso de que su repatriación haya sido en balde a efectos de sobrevivir al virus, no puede decirse que lo haya sido en el hecho de que, al menos, el gasto le ha permitido tener un hilo de esperanza, o simplemente morir en su país.
Cuántos de los que critican estarían dispuestos a dejar morir a un hijo, hermano o padre?
Y no soy ajeno a la importancia de la parte económica, ya que somos una nación poco pudiente y que debe gestionar muy bien los pocos recursos de los que dispone. Por supuesto que esto no me es indiferente, ya que el mundo es un lugar tan hostil y duro que, en ocasiones, debemos decidir elegir quién vive y quién muere.
Si yo me encontrara en esa encrucijada moral de tener que elegir entre un moribundo sin posibilidades y el hecho de invertir el gasto de tratar de salvarlo inútilmente en socorrer a otros que si podrían salvar/mejorar la suya, seguramente elegiría lo segundo.
En este caso esta reflexión no es aplicable, ya que deben conocerse todas las variables existentes para poder decidir de la forma más razonable y siempre con el conocimiento de que la verdad absoluta o el devenir del futuro es algo imposible.
Traer a Miguel Pajares ha servido para que muchos reflexionemos y tengamos en cuenta que existen muchos como él sirviendo en el anonimato.
Hacerlo venir para morir ha servido para crear otro héroe más que conmueva conciencias.
Y en este caso, veo totalmente justificado el "riesgo" asumido al introducir a un infectado en una comunidad como la nuestra.
Que un político haya demostrado su vileza exigiendo explicaciones sobre todo este asunto y el coste absurdo de una muerte, ha sido otro acicate más para seguir perdiendo la fe en nuestra sociedad.
El hecho de que los otros políticos que decidieron traerlo, quizá empujados por su afinidad religiosa (no lo se), haciendo de ello un espectáculo con fines propagandísticos, es igual de vil.
Pedir humanidad para un terrorista que decidió dedicar su vida a arrebatársela a otros y no hacerlo para con Miguel Pajares, es algo que me hace cuestionarme si en este país merece la pena servir a otros.

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