Tuesday, December 31, 2024

LA MAR

 Hoy es el último día de este año 2024 que tanto ha dado que hablar…

Al menos en lo que ha mi vida se refiere y aquello que yo denomino mi situación personal.

No es que trate de hacer balance( lo cual tampoco está mal), pero si de pararme un instante, echar la vista atrás y mirar la estela que mi navío ha dejado sobre el mar…

Porque , no lo olvides nunca, yo soy hombre de mar, de arena en los pies y salitre en la piel.

Y es al mirar por popa que veo multitud de momentos que me han marcado (o eso creo yo) y han enderezado el rumbo de mi propia vida. Ese rumbo que actualmente marca mi brújula…

Encontrarlo me costó que me perdiera primero, que me viera capeando temporales que casi me obligaron a regresar o a buscar refugio en puertos amigos.

He pasado por mares tranquilos, acompañado de vientos bonancibles que hicieron crujir las jarcias y las velas de mi propia realidad, permitiéndome avanzar con buena velocidad y la nave bien adrizada…

Pero llegaron las calmas, donde el mar se detenía y el viento no soplaba, quedándome inmóvil y desesperado bajo un sol que me atormentaba y parecía querer recordarme que no sería capaz de llegar a ningún destino.

Por supuesto que naufragué y destrocé mi embarcación al chocar en bajos y arrecifes en los que anteriormente había impactado, de manera que seguí cometiendo los mismos errores una y otra vez, como si estuviera atrapado en un mar de sargazos o un infierno helado…

Y, a pesar de ello, también conseguí descubrir lugares de ensueño.

Playas, calas y bahías de una gran belleza.

Islas sin nombre donde ningún ser humano había estado jamás, repletas de vergeles y de una hermosura indescriptible.

En ocasiones navegué solo, pero en otras lo hice acompañado, aprendiendo sobre la marcha que no todo el mundo vale para realizar una singladura de este tipo.

Personas que antaño fueron buenos marinos y miembros de mi tripulación, dejaron de serlo sin más, ya que para ellos su viaje había finalizado.

Entender esto no fue fácil.

Aceptarlo tampoco lo fue….

Y es que a lo largo de tantas millas navegadas, diferentes gentes se fueron sumando y marchando.

Cada uno dejó su impronta, su esencia, su huella…

Otros, sin embargo, apenas se hicieron notar más que lo meramente necesario…

Al fin y al cabo, cada uno jugó el papel que le tocó …

Y hoy, a pocas horas de que el último sol de este año se ponga por el horizonte, trato de subir a la cofa y mirar al puente gobierno para verme allí sujetando la caña y navegando con rumbo fijo.

Es ahora que empiezo a tener claro en qué coordenadas me encuentro y cuál es mi punto de destino.

Que el mar y los océanos son un lugar muy peligroso, es algo que no me cabe la más mínima duda.

Que quedan vientos fuertes y olas embravecidas que levantarán frente a mi proa muros de agua infranqueables, tampoco lo dudo.

Pero los callos en mis manos, las arrugas de mi rostro y cada una de las cicatrices de mi cuerpo me recuerdan que soy un marino curtido y que se llevar mi barco a buen puerto.

Ahí es donde ahora me veo.

Y es que ha sido hoy, 31 de diciembre de 2024, mientras bajábamos aquella colina cerca de Daroca, que te miré y supe con total seguridad que SÍ!, que eres tú.

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