Sunday, February 09, 2014

1 KG DE MÚSCULO...O DOS...

 Un kg por favor!, o mejor , dos!
Que sean de músculo de calidad!
Cuántas veces no nos hemos hecho el comentario de que necesitamos perder ese kg, o esos kilogramos de peso que nos afean la foto con el top y que suponemos son la causa de que no hayamos hecho mejor parcial a pie, o nuestra escalada en bici sea algo más costosa?
Cuántas?
Yo unas cuantas, la verdad. Tanto es así que de ser un tío que rondaba la cifra de los 90kgs he pasado a otro que si se descuida un poco no llega a los 75.
No!, no ha sido de la noche a la mañana, ni siguiendo la dieta del pepino o del melón, ni tomando productos Herbalife, ni fatburners, cremas termogénicas ni nada de eso.
Ha sido el proceso de al menos dos años y un cambio en el hábito de la alimentación, así como en el tipo de la misma. Esto unido a la poca ergogenia empleada, así como a que siempre se ha mantenido una actividad física exigente, ha desembocado en una pérdida de peso y , por consiguiente, de masa muscular.
Cuando hablamos de peso ideal debemos ser cuidadosos y saber interpretar el correcto significado del término, porque debemos adaptarlo a la persona en concreto, a su tipo de actividad física, su estilo de vida, etc.
No podemos limitarnos a analizar los dos parámetros físicos de estatura y masa, porque sería incurrir en un error de principiante.
Está claro que debemos ahondar un poco en el tema y buscar otro término que se denomina IMC (Índice de Masa Corporal), que viene a ser la proporción existente entre el peso y la altura de una persona y que contempla diversos estados de los cuales la OMS deduce el grado de salud de una persona.
Este también puede ser un dato erróneo si lo tomamos como tal y no tratamos de averiguar qué es lo que nos proporciona realmente la cifra final de la báscula.
Limitarnos a dictaminar que nuestro IMC es de 20 tomando como datos nuestro peso y nuestra altura, es igual de preciso que horquillar nuestra FCM restando la edad a 220.
En ambos casos lo que se obtiene no es más que una referencia, que en ocasiones, puede distar mucho del dato real.
Si nos interesa el dato, debemos averiguar qué conforma cada parte de nuestro peso, para lo cual hace falta saber qué porcentaje de grasa corporal tenemos, cuánto de masa ósea, cuánto de agua y cuánto de músculo.
Son varias las formas de obtener el dato, aunque quizá la más recurrida sea la bioimpedancia, que se obtiene con determinadas básculas algo específicas.
No es un dato 100% fiable, pero si se le aproxima mucho.
Ahora bien, está claro que la física y la gravedad juegan un papel importante a la hora de desplazarnos de forma más rápido, haciéndonos ver que un cuerpo más ligero se debe mover más rápido que otro más pesado.
Esto tampoco es del todo cierto, al menos no es blanco o negro, existiendo una gama de grises muy amplia y que en el caso del deportista es específica en función de muchas variables.
En mi caso, que es lo que trato de analizar, la pérdida de masa muscular ha sido notable, pasando ser un Jurgen Zack a un judío de los que salvó Schindler, porque, además de los cambios en la alimentación, el haber dejado de entrenar la fuerza como hasta ahora venía haciendo, ha jugado un papel crucial.
Era evidente que los cometidos que venía desempeñando en mi trabajo requerían más de la potencia física y de cierta contundencia, a pesar de sacrificar un poco la ligereza, obligándome a aplicar la fuerza donde necesitaba cierta velocidad crucero.
Pese a que nunca he sido destacado en nada, deportivamente hablando, reconozco que no lo hacía tan mal con todo aquel peso "extra", ya que era capaz de soportar sesiones de carrera muy largas, o marchas a pie de varias jornadas.
De todas formas, llega un punto en el que uno debe sacrificar cosas para obtener otras, obteniendo así ciertas mejoras en aspectos físicos menos trabajados o que estaban dejados de lado.
Pero dentro de todo este cambio por obtener la suficiente musculatura Vs ligereza, hay que ser muy preciso para no quedarnos cortos ni pasarnos, ya que ambas cosas tendrán como fruto la no consecución de los objetivos que podamos plantearnos.
Recuerdo, por ejemplo, que en el Ironman de Niza, donde mi preparación fue totalmente autodidacta y mi experiencia en la distancia escasísima (por no decir nula...), el segmento de ciclismo que requiere de cierta capacidad escaladora, no se me atragantó demasiado, ni recuerdo haber vivido momentos más duros de lo presumiblemente normal, sino todo lo contrario. Dentro de mi nivel de globbertroter, pasaba a muchos triatletas en las subidas, siendo en las bajadas donde realmente perdía casi más tiempo al carecer de una buena técnica.
Esa envergadura propicia los ritmos altos cuando se rueda acoplado y en llano, ya que volvemos a ese aspecto de la física donde la energía cinética de una masa densa y compacta recorre distancias de forma más rápida.
Todo esto debe verse y entenderse desde la condición física del que suscribe, no debiendo entender que trato de evidenciar una forma física destacable o superior a otros. Me estoy refiriendo a mi y en un momento concreto.
Cuando las competiciones multideporte como es el caso del Ironman, mantienen al deportista durante tantas horas sometidos a un esfuerzo que demanda un elevado gasto energético, hace falta, además de proporcionar alimento que mantenga el nivel de "combustible" en verde o lo más lleno posible, un remanente de reservas de las que poder echar mano cuando la cosa se pone crítica.
A día de hoy, creo que si es verdad que me siento algo más ligero, permitiéndome mantener algunos ritmos más rápidos a pie, pero que me han restado algo de fuerza a la hora de bajar las bielas de la bici, de impactar los talones en una carrera de montaña y quizá de tener ese "kit de la victoria", que creo que antes poseía.
Definir la línea que divide la musculatura ideal y el músculo extra, es bien difícil y me atrevo a afirmar que depende casi más de una apreciación algo subjetiva que de una serie de análisis, mediciones y datos científicos, ya que somos nosotros mismos y nuestras sensaciones durante los entrenamientos y competiciones quienes debemos ser capaces de discernir si echamos en falta o de más algún kilo más de acero muscular.
En estos momentos abogo por un poco más, para poder volver a retomar alguna de aquellas sensaciones de fortaleza que antes tenía y que quizá ya no suelo notar tanto.
Y es por ello que en estos momentos, trato de conseguirlo dirigiendo parte de mis esfuerzos a ello.
Veremos pues si consigo lo que creo que necesito de cara a Lanzarote o si tan solo es una rallada más de las que suelen tener los frikis del deporte, que en ocasiones se pierden en todo lo que rodea al entrenamiento, en lugar de olvidarse un poco de todo y simplemente nadar, pedalear y correr.
Aunque esto último es harina de otro costal y yo creo que este post ya va bien servido...
Hala pueses para todos!

 

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