Thursday, October 03, 2013

IBERMAN


Parece mentira lo rápido que puede llegar a pasar el tiempo, ya que suele sucederme que cuando me paro a contemplar lo dejado tras de mí, compruebo que el horizonte está bien lejos…, muy, muy atrás.

Corría el mes de Febrero cuando embarqué en el P-42 Rayo rumbo a las aguas del Océano Índico con muchas ganas de trabajar, descubrir nuevas tierras y con mucha incertidumbre de cara a lo deportivo y más concretamente mi participación en Lanzarote.
No quiero hacer un relato cronológico de todo lo acontecido, pero no sería justo darle al Rayo y a sus hombres y mujeres el merecido reconocimiento y agradecimiento en su ayuda y apoyo para que pudiera llevar a buen puerto mis objetivos deportivos.
Lanzarote no pudo ser y Gales acabó no siendo siquiera una opción, por lo que Iberman quedaría como única prueba 226 para esta temporada.
Las diferentes vicisitudes y el devenir de la vida, el trabajo, la familia, la motivación y las propias ganas, han condicionado, en parte, la preparación y el resultado en el estado de forma de cara a presentarme en la línea de salida el próximo sábado día 05 de Octubre.
Esta semana de tappering me está sentando no solo bien, sino muy bien, demostrando, otra vez, que en los programas de entrenamiento se deben incluir semanas o microciclos de recuperación para asimilar las cargas de trabajo.
Es evidente que no he llegado a este punto en el mejor estado de forma, y sin embargo noto como mi cuerpo se encuentra cada vez mejor, siendo quizá ahora, el momento idóneo para “empezar a entrenar en serio”, pudiendo asimilar entrenamientos largos y exigentes.
Ante lo inminente de la prueba y el escaso tiempo material para desarrollar todas las sesiones y volúmenes en su correspondiente tamaño e intensidad, y lejos de perder los papeles tratando de recuperar lo ya irrecuperable, acometiendo interminables sesiones (sobre todo de bike), opté por la competición y los entrenamientos más cortos e intensos.
Esto, y el siempre socorrido recurso de “las rentas”, será el acicate necesario para asumir el reto de terminar este, mi cuarto Ironman.
Este número cuatro es un dígito digamos que inexpresivo, con poco que decir, nada redondo ni solemne como lo pudiera ser un 5, un 10, 15, 20……, pero es mi cuatro y como tal tiene su importancia.
Hace poco leí el post del Flipatleta y el Navarro, que si bien se aproxima mucho a la realidad de este deporte, no deja de tener su punto injusto, ya que la práctica deportiva cuando se hace respetando las normas y al semejante, es digna de elogio. Otra cosa aparte es el hecho de que el deportista se engañe y excuse sus limitaciones y falta de compromiso con pretextos, ya que eso es un problema de otra índole y , pienso, que no somos nadie para juzgarlo.
Esto último no hace daño a nadie, siendo en todo caso, afectado aquel que lo comete.
Lo digo porque también es muy típico escuchar últimamente por las redes sociales, foros y demás rincones deportivos de la web, aquello de que se debe ser casi olímpico para estar en esto del deporte, o que tanto flipado amateur “molesta” al gran deportista que pulveriza tiempos y récords.
Yo me considero una mezcla de todo lo anterior, pero quitando el ingrediente de deportista de élite de grandes marcas (es obvio), y hago lo que me place, cuando me apetece y me da la gana, porque no vulnero ninguna norma o ley.
Le guste a quien le guste y le moleste a quien le moleste, ya que formo parte del sistema que “alimenta” a la bestia y , por ello, tengo derecho a participar. A mi nivel, pero participar al fin y al cabo.
Y es así como me presento en Huelva este sábado, tratando no solo de disfrutar sufriendo, sino tratando de hacerlo lo mejor posible dentro de mi propia realidad deportiva.
Como es sabido en esto de los 226 kms, cada uno hace su carrera y debe olvidarse un poco del resto de participantes, ya que en un día tan largo puede suceder cualquier cosa.
Desde el Sur, vamos un nutrido grupo de triatletas, grandes deportistas, flipatletas, globeros y mejores personas. Cada uno con una historia diferente, características diferentes, personalidad diferente, excusas diferentes, experiencias dispares, temores, sueños e ilusiones.
Dentro de nuestro afán competitivo, hemos hecho nuestras propias porras y apuestas, pienso que para valorar de antemano el esfuerzo y los resultados obtenidos hasta llegar a este punto, que el caso de algunos ha sido muy grande, y también para tratar de ocultarnos detrás de aquel que nos hace sentir cómodos y con menos presión, ya que el triatleta y deportista en general siente psicosis por las listas, las clasificaciones, los tiempos de corte, de clasificación, etc…
Esto quizá, pese a ser motor que ayuda a la perfección, en ocasiones es lo menos bonito de este mundillo, ya que puede llegar a generar envidias, peleas, piques y, por consiguiente, empujarnos a sacar lo peor de nosotros no solo como deportistas, sino como personas.
Y nuevamente volveré a sentir el agua en mis pies y esa cierta intranquilidad en la cuestión de cómo responderé ese día, si seré capaz de rendir de la forma deseada, si podré satisfacerme como triatleta y como persona.
Siempre empezando, aprendiendo y redescubriéndote en cada línea de salida y cada línea de meta.
Mentiría si negase que, pese a la presunta imparcialidad y tranquilidad en los tiempos y objetivos, no reconociese que yo también, una vez más, me he marcado mi propia exigencia.
Nadar 3.8 km por debajo de 1h10’ lo consideraría un gran éxito en el primer segmento.
Pedalear 180 km por debajo de 6h lo consideraría un MUY gran éxito en el segundo segmento.
Correr 42 km por debajo de 3h20’ lo consideraría el broche para cerrar una gran actuación.
Esta es la intención, el deseo, lo que quiero conseguir, pese a salirse un poco del patrón causa efecto al no ceñirse a una realidad de entrenamientos para conseguirlo, pero no miento al reconocer, que en esta ocasión mi mayor preocupación es el no ser capaz de estimar cómo voy a rendir, ya que no tengo referencias para ello. Esto último es lo que más me desconcierta y me motiva.
A los que debutan les deseo lo mejor y que cumplan el objetivo de disfrutar y de engancharse al 226. Pase lo que pase son triunfadores por haber aceptado el reto y haberlo trabajado hasta ese día.
A los veteranos les deseo lo mejor y les pido que no sean injustos con ellos mismos exigiéndose más de lo que la lógica determina.

Hala pues!, nademos, pedaleemos y corramos otros 226 kms.

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