LIVESTRONG....TRAIN HARD AND LIVE HONESTLY.

La polémica está servida,
nuestro amigo Lance ha decidido destapar su montaje y su mentira.
Una mentira grande donde las haya, pero no por lo enrevesado de su elaboración y ejecución, sino porque acarrean una hegemonía absoluta e indiscutible durante siete años seguidos como vencedor del la prueba ciclista por excelencia.
No solo ganó esas siete veces de forma continuada, sino que lo hizo con aplastante superioridad sobre el resto.
Un resto, que en su mayoría callan o miran para otro lado, aunque algunos se han atrevido a decir que esto ya se sabía, que ya se veía venir....
Lance Armstrong, un tejano con infancia digamos complicada, una madre que le enseña que la vida no es juego y que golpea duro, por lo que debe aprender a defenderse y golpear primero.
Un tejano de carácter, de fuerte personalidad y que , en principio, sabe lo que quiere, lucha por ello y no duda en reconocer que le gusta ser un ganador.
Un tejano que se enfrenta al cáncer y lo vence (pienso que en gran medida le ayudó esa forma de ser tan particular).
Un tejano que pese a lo indestructible de su personalidad construye una mentira, sí!, mayor que la que otros lograron fabricar, pero que, al igual que todos los que han sufrido el mismo final, acaba por escapársele de las manos, descontrolándose y destruyendo lo que quizá él consideró un sueño, su obra, o su legado....
Si es lo suficientemente inteligente sabrá que es la principal víctima de algo que lleva años rompiendo sueños y vidas, frustrando las ilusiones de muchos deportistas y seguidores.
Ante todo este apabullante maremagnum de cifras, datos, dólares y euros, parece que pasa desapercibido el mayor de los males que este tejano se ha ocasionado a si mismo, el daño colateral que ha producido semejante enganño ante sus socios, conocidos, admiradores, amigos y familia.
El precio de sentarse frente a su hijo y decirle que todo es mentira, que ha sido un burdo engaño, me parece castigo suficiente para alguien que no ha hecho algo que otros no hicieron antes, durante y después que él.
Es evidente que ese número siete pesa mucho en su contra, como también lo es la imagen que creó con su mentira y , no nos engañemos, su esfuerzo.
Si durante tanto tiempo nuestro amigo vivió, alimentó y magnificó este asunto sin que el hecho en si le turbara lo más mínimo o causara la más ridícula de las preocupaciones, es porque el grado de ceguera y de falta de control de su propia vida y situación era tal que le impedían siquiera pararse a pensar las consecuencias de tan grande error.
Él, dentro de su armadura, alimentó la imagen del hombre sencillo que supera las adversidades y la enfermedad más letal para transmitirnos un mensaje de esperanza, un mensaje de aliento y ánimo para que cada uno, a pesar de los vientos desfavorables, luchara hasta las últimas consecuencias en pro de nuestro objetivo, nuestro sueño o nuestra ilusión.
Nunca le dijo a nadie que hiciera trampas para lograrlo, pese a que él mismo las hacía.
Su mensaje, más que nos pese por el rencor que podemos sentir ahora, yo creo que era verdadero.
Muchas cosas en él lo eran, pese a su engaño.
Juzgar a Lance Armstrong como persona no creo que sea algo que debamos hacer los miles de admiradores que ha tenido, porque para ello está su familia y amigos.
Podemos dejar de admirarlo desde la distancia a la que lo hacíamos, ya que nunca se debe idolatrar a las personas y menos en vida.
Mi parecer ante la brillantez que otra persona puede tener en cualquier aspecto de la vida, es que sus hechos, actos, descubrimientos, palabras y logros, deben ser un ejemplo de buen hacer, de inspiración o las pautas para orientar y guiar los pasos del resto. Nunca, repito, nunca, se debe ir más allá de esto, porque al hacerlo entramos en lo que se puede denominar la distancia corta, la zona íntima o el aspecto privado de otro ser humano, donde existen cosas que solo le afectan a uno y no tienen cabida en el conocimiento libre por parte del resto.
Lance subió alto, tanto como quiso o pudo y es por ello que su caída ha sido tan grande y dura, ya que pasó del todo a la nada. Y no me refiero a dólares, sino a esas cosas que, aún hoy en día, el dinero no puede comprar.
Aquel que me conoce sabe que siempre he sido intransigente con el asunto del dopaje y que aquellos que cruzan la línea de la integridad, merecen la expulsión de por vida.
Ahora bien, en el caso que tratamos, pensamos y nos licitamos en que su castigo debe ser mayor, tanto como el tamaño de su mentira. Si lo analizamos de forma empírica si.
Yo al menos no lo haré así.
Cada cual es libre de juzgarlo como crea conveniente, ya que imagino que habrá quien pasará ampliamente de todo este tema.
Lance mintió, nos engañó (porque yo considero que conmigo lo hizo), pero él solo se juzgó, se condenó y ahora mismo vive su propia ejecución.
La historia está ahí y es inalterable, aunque algunos traten de cambiarla para su interés.
La demagogia y el cinismo están ahora servidos y a flor de piel, ya que todos hacen juicios sobre este asunto (si no, que alguien me diga qué es esto que escribo), pero sin decir que ellos , en ocasiones, también han hecho trampas.
Para condenar a alguien hay que ser muy visceral si en tu interior se esconden algunas trampas y no me importa que sean de menor calado siempre y cuando formen parte de la realidad de quien las comete.
Quien esté libre de culpa...., que lance primero.
Yo no lo estoy.
Y es por ello que simplemente observo, atónito eso sí, a las palabras de alguien que pensaba que era de otra forma. Me entristece que se pierda un símbolo de valores en este mundo cada vez más necesitado de ellos.
Mucha gente que me conoce y otros que creen hacerlo,  suelen tacharme de proestadounidense, cuando lo que no son capaces de ver es que yo aprecio lo que considero bueno, provechoso, ejemplar y productivo de una sociedad (en este caso la norteamericana) sin que ello me nuble la visión de la realidad.
Obviamente me puedo equivocar. Lance así lo ha demostrado.
Pero lo que mucha gente ahora parece que quiere hacer es martirizar a Lance como el culpable de la trampa y la suciedad en el deporte, concretamente en el ciclismo.
De todas las mentiras que ha podido decir y de las presuntas verdades que ahora parece confesar, lo que si tengo claro es que lo que había para doparse era lo mismo para él que para otro.
Sin duda alguna al mismo tiempo que él tomaba esas sustancias prohibidas lo hacían otros, pero no consiguieron sus resultados, o simplemente fueron descubiertos.
Mi reflexión ante todo esto es si a partir de ahora vamos a juzgar a los ciclistas de antemano, es si ya no habrá reconciliación posible entre el ciclismo y los valores deportivos por el hecho de que Lance no merece seguir vinculado al deporte.
Habrá más, no me cabe duda, y lo sabremos en la medida que el hecho de conocer tal información sea de interés a toda esa cúpula pseudo conspirativa que hay detrás de todo lo que hace el hombre,
desde una fábrica de zapatillas deportivas con fábricas en China a un determinado equipo ciclista.
Si el deportista, que es al fin y al cabo quién compite, tiene claro los valores de la honestidad, el esfuerzo, respeto al adversario, el sacrificio, la verdad....,si esto fuera así, no habría cabida para el tramposo, para el director codicioso e influyente, el médico mengueliano del equipo, la farmacéutica que investiga en esos power enhancers...., pero esto, amigos míos, es tan utópico como el hecho de pensar que si nadie quisiera tomar drogas no habría traficantes, o de que si nadie quisiera empuñar un arma no habría guerras en el mundo.
Lance, solo te queda disculparte, intenta redimirte en vida si puedes y te dejan, pero si de verdad eres honesto y te aplicas el peor de los castigos como parece ser que quieres, entonces y solo entonces, no vuelvas nunca más a competir en nada, ya que tus palabras hablan de que es algo que necesitas.
Redímete en tu propia vida y trata de enmendarte con los tuyos, solo así puede que alcances el sosiego que tu mente parece necesitar.