LAST STEPS

Últimos pasos...., aquellos que doy de cara a la recta final de esta próxima semana...
Un largo camino que atrás queda donde podría afirmar que ha habido de todo, momentos malos, momentos mejores, buenos y muy buenos.
Si hiciera balance creo que este sería positivo.
Si quisiera compadecerme tendría motivos suficientes para hacerlo.
Si quisiera dejarlo todo, no podría.
No sería yo.
Desde que el Ironman irrumpió en mi vida en plan cowboy de malas pulgas que entra en el Saloon del viejo Oeste sediento de wisky y con ganas de dar tiros, el propio triatlón lo hizo pero desde su mayor amplitud, que curiosamente fue la que le dio el origen.
Cuanto cambia la vida en tan poco tiempo!
A veces me cuestiono si esto es una etapa de mi vida, una de tantas, y si es así, me aborda la pregunta de : ¿hasta cuándo?, ¿hasta siempre?.
De momento mi vida, entre otras cosas más importantes, tiene afianzado uno de sus pilares en el Triatlón, en la práctica deportiva, sin la que como he dicho en otras ocasiones, no entiendo vivir sin ella ni tampoco deseo vivir sin ella.
Esta inmersión en la disciplina del entrenamiento no solo me ha proporcionado una salud fuerte, una mente tranquila y paciente, sino que me ha hecho descubrir aspectos de mi desconocidos hasta ahora.
También me ha hecho descubrir a un montón de personas que comparten y viven esta forma de ser con igual o más pasión y entrega que yo. Personas con sus propias vidas, con sus historias y sus sueños, anónimos del mundo pero que llegaron a mi mi tras compatir kilómetros de carrera, metros nadando , o un café en un alto ciclista...
No tengo duda alguna que nuestros caminos difícilmente se hubiesen cruzado a lo largo de nuestra corta existencia, pero a día de hoy ya casi me cuesta mucho concebir este deporte sin saber que ellos están por ahí, en alguna carretera mojada, pedaleando solos o o en grupo, corriendo por alguna pista de tierra que no lleva a ningún sitio, o simplemente nadando entre olas.
Siempre lo he dicho y vuelvo a confirmarme, lo mejor que me ha dado este deporte ha sido siempre el lado humano. No dudo que el tiempo, aparte de rivales, nos hará amigos.
Aquellos que frecuentan estos parajes deportivos les suena muy mucho la expresión de disfrutar del camino, porque al fin y al cabo es lo que nos queda. Un mal día, una mala carrera, una climatología desfavorable...., pueder dar al traste con una gran cantidad de horas de entrenamiento, pr lo que conviene que esta primera parte sea la que realmente nos llene, dejando para la competición el saborear las mieles.
A medida que transcurre el tiempo en esta forma de llevar mis andares por el mundo, me veo a mi mismo como alguien más asentado y versado en los entrenamientos, con mayor capacidad de asimilar cargas de trabajo, disciplina y orden a un montón de horas que acaban formando lo que somos ante la línea de salida. Todo esto no quita que siga cometiendo errores, que de vez en cuando me sobreentrene, descanse más de lo debido, dedique alguna sesión de más a eso que tanto me gusta..., y es que nuestro lado humano y pasional no puede desvincularse de todo lo que hacemos. Esto es, a fin de cuentas, lo que nos hace diferentes.
Me presento ante la línea de salida de mi tercer Ironman con la icertidumbre que proporciona una prueba así, con el nerviosismo de la emoción del momento (que no del miedo), la tranquilidad de mis pilares como persona, con la fortaleza de mi esfuerzo, con la incombustibilidad de mi ilusión....
Realmente, todos somos así, todos vamos así.
Lanzarote fue descubierta por mi como tal, hace pocos años (no más de 5), porque solo conocía de ella su capital y poco más.
Lanzarote es una isla hostil, donde esta hostilidad se rebela contra la propia vida, siendo esta última la que mantiene una lucha constante para mantenerse viva.
Que la vida viva....., es curioso como suena.
Se me ocurren muchos sitios para representar los valores que se obtiene de cara al Ironman, pero ninguno tan bueno como Lanzarote.
Quiero hacer una gran carrera, la mejor de mi vida, al igual que quiero que aquellos que compartirán conmigo las arenas negras de Puerto del Carmen hagan la prueba de sus vidas.
Espero que tengamos la suficiente capacidad para darnos cuenta de que el premio ya lo hemos ganado antes de correr.
Será un día único. Lo se.